Como lo estáis viendo.  De CALABACINES.  Y no es una quiche salada, no... Es una tarta con su bizcocho, "su filin y su aisin y tó"  (cake, filling & icing, useasé bizcocho, relleno y cobertura).

 

Teniendo la tarta de zanahorias pendiente desde hace siglos, que tengo ya tantas versiones susceptibles de prueba que me salen sarpullidos sólo de pensar en elegir de entre todas ella una en particular para hacerla, voy y escojo otra verdura.  Soy una traidora sin remedio, lo sé, pero la receta estaba ahí, tan mona, al principio del libro de Nigella Lawson "How to be a domestic goddess", diciendo a gritos: "soy rara...  pruébame...." y los calabacines tan primaverales en la frutería, tan verdes, tan frescos...  No me pude resistir.  

Es una de las pocas veces que he seguido una receta casi al pie de la letra.  Por fuera, una vez terminada siguiendo las indicaciones, no dice mucho ¿verdad?

Pero déjala reposar para que por dentro todo se empape y se mezcle bien y al día siguiente, "bijaaaaain de" brillante crema ("behind the" brillante crema)...

... encontrarás una refrescante y maravillosa tarta ¡¡¡ de verdura !!!

 

Tiene una pequeña pega y es que, si rallas el calabacín bien grueso y sin pelar, como recomienda Nigella, quedan ahí todos los ristrajos verdes. Vamos, lo ideal para que los tiquismiquis alimentarios digan "puaj, qué asco" y puedas replicar "mejor, a más tocamos" mientras "arramplas" con la ración del tiquismiquis poniendo cara de Gollum.

Y vamos ya al lío, que tengo la mala costumbre de irme por las ramas.

Para hacer el bizcocho vamos a necesitar:
340 g de calabacines lavados y secos y sin pelar, pesados antes de rallarlos gruesos y dejardos escurrir por si tuveran agua de más
2 huevos grandes
1/2 taza de aceite (unos 110 g)
1/2 taza de azúcar (unos 110 g, Nigella añadía una cucharada más pero yo no lo hice)
1 1/2 tazas de harina leudante (tipo Bizcochona, unos 210 g)
1/2 cucharadita de levadura
1/2 cucharadita de bicarbonato 
un molde de 20 cm de diámetro (ella utiliza dos, engrasados y forrados de papel, uno para cada capa, yo horneé sólo un bizcocho y luego lo partí por la mitad y rocié el molde con spray antiadherente)

Para el relleno necesitamos un curd de lima.  Como no he podido hacer todavía un curd en condiciones (entre otras cosas porque no sabía si me iba a gustar) aproveché que hace tiempo  compré un tarrito de curd ya preparado en El Corte Inglés para ver cómo era eso del "lemon curd" y lo utilicé para esto, agregando un poco de zumo de limón (que no tenía lima) para acentuar el toque ácido algo más.  "Murrico", pero mejor USAD LIMA tanto para la crema de queso como para el curd, el punto ácido es el que le da la gracia a esta tarta y sin él queda sosa y deslucida, el limón es un poco más dulce y no llega a dar la talla.  

 

Para la cobertura necesitamos:
250 g de queso crema (tipo Philadelphia)
1/2 taza de azúcar glas tamizada (unos 80 g)
zumo de lima al gusto
2 o 3 cucharadas de pistachos troceados para decorar.

Vamos con el bizcocho, que es bien sencillo.

Precalienta el horno a 180ºC y prepara el molde.

En un bol, bate los huevos con el azúcar y el aceite hasta tener un conjunto cremoso.

Añade, tamizando, la mezcla de harina, levadura y bicarbonato y remueve hasta que estén bien incorporados todos los ingredientes.

 

Por último, incorpora los calabacines, remueve para que se repartan bien, vierte la mezcla en el molde y mételo en el horno.  

Depende de si horneas en dos moldes o sólo en uno, tardará una media hora en hacerse, o unos 40 minutos.  Como siempre, usa la prueba del palillo: si pinchas el bizcocho con él, debe salir limpio de masa (la resistencia al pinchazo también da pistas).  Recuerda que lo de los hornos no es una ciencia exacta, a lo mejor en el tuyo tarda 50 minutos en estar listo.

 

Saca el bizcocho del horno cuando esté cocido, déjalo que se enfríe un poco en el molde, unos 5 o 10 minutos, y luego dale le vuelta sobre la rejilla para que termine de enfriarse del todo.

 

Prepara la crema.  Bate el queso hasta que esté bien cremoso, añade al azúcar glas tamizada y sigue batiendo hasta que se haya incorporado por completo.  Por último, dale un toque cítrico y ácido a tu gusto añadiendo zumo de lima a mansalva.

Una vez enfriado el bizcocho, pártelo por la mitad, rellénalo con el curd, cúbrelo con la crema de queso, echa los pistachillos por encima y prepárate a una experiencia interesante.  

Ten cuidado si, como yo, tienes hipersensibilidad dental, que de tanta lima se te pueden poner los pelos como escarpias si es que no se te caen directamente los dientes al suelo, pero seguro que te acabas relamiendo aunque se te salten los lagrimones, te lo digo yo.   Aún así, no te cortes con el uso a discreción del jugo de lima, que de verdad es lo que le da el toque y con el tiempo, el punto ácido se diluye.

  

Os animo a probarla, se hace en un santiamén (sobre todo con el curd ya hecho) y no creo que nadie sea capaz de adivinar el contenido en calabacín del bizcocho.

¡¡ Gracias Nigella, resalá, que es lo primero que pruebo de tu libro y ha sido un exitazo total !!