Muffins de caf y dtiles (feos pero sabrosos).

Mircoles, 17 Marzo 2010

Rarrrros, rarrros, rarrrros...  Tenía por ahí una bolsa de dátiles a punto de caducar y me había llamado poderosamente la atención esta receta del libro de Cindy Duncan y Georgie Patrick "muffins, sweet & savory comfort food" así que allá que me fui a probarla.  

Entre que llevaba poco azúcar y la presencia del café, sentía una tremenda curiosidad por el resultado final.  Mereció la pena.  Son unos muffins de lo más atípicos;  densos, aromáticos y casi amargos.  Al primer mordisco no sentí precisamente un flechazo por ellos pero luego les he ido cogiendo el gusto y confieso que me han acabado gustando mucho.  Eso sí, advierto que no son aptos para cualquier paladar, más bien yo diría que son algo "raritos".  Puede que también sea que me salieron más fuertes de la cuenta porque en lugar de usar un poco de café instantáneo disuelto en agua usé café de cafetera (¿quién dijo miedo?), pero sea como sea creo que repetiré. 

Para una docenilla de muffins (a mí me salieron menos) necesitarás:
1 3/4 tazas de harina (270 g)
2 1/2 cucharaditas de levadura en polvo (polvos de hornear)
1 taza de café (140 g) (la receta pedía una taza de agua y 1 1/2 cucharadita de café instantáneo) 
1 huevo 
1/3 taza de aceite (65 g)
1/4 taza de azúcar (50 g)
3/4 cucharadita de sal
8 onzas de dátiles deshuesados (230 g)

Precalienta el horno a 200ºC.

Mezcla bien en un bol la harina con la levadura.

El resto de ingredientes los metes en la batidora y trituras hasta que los dátiles se hayan troceado a tu gusto (seguro que con la thx sale estupendamente). 

 

Ahora no tienes más que echar los líquidos sobre los sólidos, remover lo justo para que todo quede integrado.  Te parecerá que la masa es un engrudo sospechoso pero no te preocupes. 

 

Rellena con esta masa 2/3 del volumen de los papelillos o moldes que utilices y hornealos de 15 a 20 minutos, hasta que estén listos.

 

No esperes algo esponjoso, al menos a mí no me salieron así en absoluto (a lo mejor hice algo mal).  Son densos tanto en textura como en aroma.  Las autoras del libro los recomiendan para acompañar una buena taza de chocolate caliente y creo que llevan más razón que un santo.  Si quieres añadir un tejadillo de nata montada al chocolate, creo que tampoco quedaría mal.   

¿Os atrevéis?