Esta es una tarta por la que tengo especial cariño. Primero por la simpatía que derrocha Cristina, la persona que me la encargó, y segundo porque tuve el placer inmenso de conocer a sus dos pequeños: Daniel y Abril, que eran los cumpleañeros. Con un añito, os podéis imaginar... Están los dos para comérselos. ¿La inspiración?
Como me gusta hacer en tartas de primer añito, sus juguetes. En este caso unos ositos a los que tienen mucho cariño:
¿Las consignas? Toda la fiesta era en rosa y azul así que la tarta debía recoger esos dos colores. Como era para poquitas personas debía ser sencilla, así que optamos por un bizcocho de limón y canela (estilo leche merengada) cubierto de blanco y con sus ositos de protagonistas.
Y como nacieron bien unidos, una parte de la tarta está rodeada con un cordón rosa y la otra con un cordón azul y ambas están anudadas en los extremos, simbolizando la unión de los dos hermanitos.
Ni que decir tiene que se me cae la baba con estas cosas. Tanto que (anécdota) se me fue el santo al cielo y al principio puse los "1" del revés, o sea con el palito doblado mirando a la derecha en lugar de a la izquierda, como debe ser. (Esta dislexia...) Menos mal que Karlonnen estuvo al tanto y me lo advirtió, que si no se hubeiran quedado del revés y yo, tan ancha... Soy un caso.
Pero bueno, que al final los dos polluelos de Cristina (como ella gusta llamarles) disfrutaron de su primera tartita de cumple. Espero que puedan disfrutar de muchísimas más y que sigan tan guapísimos como están ahora.
Felicidades, Daniel.
Y felicidades, Abril.
Y felicidades también para ti, Cristina. Tienes unos hijos preciosisisisisisísimos.