Después de darle algo así como 235.854 vueltas a eso de buscarle nombre a estos inventos, el otro día se me encendió la bombilla.  ¡¡¡ MONTADITOS !!!  Sólo que esta vez el nombre del montadito no lo da el relleno, sino lo que va fuera.  Viendo una foto lo entenderéis mejor:

Ya había visto algo así en otras partes pero fue en el blog de Bakerella donde más me llamaron la atención (no os puedo negar que el rojo del bizcocho tuviera algo que ver, mi fijación por los bizcochos de colores extravagantes es pública y notoria a estas alturas).  

Básicamente se trata de usar la masa de bizcocho de una forma un poco diferente a la habitual.  Una forma que además cuadra mucho con mi naturaleza más perezosa porque no necesitas cuchillo para cortar porciones como en los bizcochos normales ni necesitas quitar el papelillo de las magdalenas, ni tienes que encamisar moldes ni nada de nada.  Sólo necesitas una bandeja de horno y papel de hornear, vas dejando la masa sobre la bandeja, la horneas normalmente y tienes ya tu bizcochito en porciones listo para llevar, para comer, para guardar, para regalar.

Pero no queda ahí la cosa: además puedes casar los bizcochitos de dos en dos rizando el rizo y poniendo un relleno entre medias (para rematar los michelines) de ahí el nombre de "montaditos" (¿cómo no se me había ocurrido antes?).  

En los montaditos salados, lo de fuera siempre es pan, así que el nombre lo da el relleno: montadito de lomo, de sobrasada, de queso con tomate...  De hecho, hasta hay una cadena de establecimientos tipo bar que se llama "101 montaditos" o sea, que variaciones de rellenos hay unas cuantas.  En los montaditos dulces también habrá mil posibilidades de relleno pero como lo de fuera es bizcocho y para mí es lo que manda, lo voy a usar para darle el nombre.

(Esta foto me da un poco de grimilla, cada vez que la veo me recuerda más a un vivalvo...)

 

Es un tipo de dulce parecido a los whoopies americanos, cuya receta es diferente pero que son el modelo para este tipo de presentación.  Creo que el nombre se le dio porque cuando alguien encontraba estos pastelillos como postre en la bolsa de la merienda gritaba "whoopie!!!!" que no sé si podría traducirse como "yupiiiii".   Como mi naturaleza exclamatoria es más bien tendiente a los tacos y no quedaría bien llamar así estas cositas tan tiernas, mejor los dejo en montaditos, que me parece más castizo y recatado y apto para todos los públicos.

Y como no podía ser de otra forma, empezamos con los montaditos de té verde (no pensaríais que os íbais a escapar ¿verdad?).

Empecé haciendo los experimentos con la gelatina de té verde con bífidus de Royal que todavía tenía por casa, pero se me terminó y no pude seguir....  Fui al Alcampo por ella, pero no tenían.  Espero que no la hayan dejado de fabricar porque el toque ácido que le da al bizcocho me pierde.  He probado con té verde normal y corriente pero no es lo mismo ni de lejos y me da una rabia...  En fin, qué le vamos a hacer.

Montaditos de té verde: 
50 g nata para montar (35% MG)
50 g de azúcar (o 10 g de azúcar vainillada y 40 g de la normal o 25 g de gelatina de té verde con bífidus royal -me encanta el toque que le da, espero que la sigan haciendo- y 25 g de azúcar normal)
1 clara de nuevo mediano (30 g de claras pasterizadas del Mercadona)
50 g de bizcochona o harina con levadura 
30 g de harina normal 
té verde (depende de cuánto te guste, yo puse media cucharadita)

Precalienta tu horno a 160ºC o la temperatura que uses para los MSC.

Procede como en un MSC blanco normal.  Mezcla las harinas con el té verde en un recipiente.  En el que uses para la masa, monta la nata, añade el azúcar, sigue batiendo e incorpora la clara.  Sigue batiendo un poco más. 

Cuanto esté todo incorporado, agrega las harinas con el té pasándolas por un tamiz.  Remueve hasta haber incorporado bien toda la harina.

 

Prepara la bandeja del horno poniendo una hoja de papel para hornear sobre ella.  Ahora, con la ayuda de dos cucharillas, ve cogiendo porciones más o menos de igual tamaño y dejándolas sobre el papel.  Te dará (según el tamaño de las bolitas) para hacer de unos 12 a 16 bollitos.

Para que las formas sean más regulares, se me ocurre que tal vez esté bien usar una manga porque con las cucharillas no he logrado la uniformidad que necesitaba.

Mete la bandeja en el horno y deja que se cuezan estos minibizcochos.  Necesitarás entre 10 y 15 minutos, depende del horno.  Tal vez un poco más.  Cuida que no se te quemen por debajo (a mí me ha pasado).  Sirve perfectamente el test del palillo sólo que en este caso, lo que te va a servir de guía es lo blandita que esté la masa porque no hay mucho en lo que pinchar el palillo...

Sácalos, deja que se enfríen y rellénalos con la crema de tu elección. 

A mí, para estos de té verde, me apetecía algo de limón y por eso probé la crema de leche condensada de Rosel que puse en un artículo anterior.  Tengo que probar otras opciones, tal vez un poco más firmes. 

En la segunda tanda, probé a añadir unas fresas troceadas a la crema de limón y el resultado quedó de lo más interesante.

Las combinaciones, como siempre son infinitas.  Ya iré haciendo algunas según se me vayan ocurriendo.  ¡Ah!  Y no dejéis de inventar las vuestras...  ¿Un bocadito?