No se trata de que me haya dado por la ufología (es OVIS, no OVNIS) ni tampoco estoy poseída y me ha dado por hablar en latín, es simplemente que estas pastitas se llaman así: "ovis molis" porque sólo llevan yema de huevo en su composición pero con la particularidad de que se añade cocida y molida.

La receta es de una colección llamada "mil dulces" que casi tiene ya los mismos años que el título pues salió a la venta nada más y nada menos que en 1987 (anda que no ha llovido a pesar de las sequías y todo...)  Sólo las hice una vez pero a pesar de los lustros que han pasado aún recordaba la peculiar textura de estas pastitas así que quise repetir y, aprovechando las yemas que tenía sobrantes de otros experimentos, me puse manos a la obra.  ¡¡ No me defraudaron !!  La textura resultó tal y como la recordaba.

Necesitas:
100 g de mantequilla a temperatura ambiente
100 g de azúcar glas
5 yemas cocidas
200 g de harina flor (yo usé harina normal de repostería) 
100 g de fécula de patata (de venta en herbolarios, yo usé de la marca Santiveri)
un sobrecito de azúcar vainillado o algún otro tipode aromatizante.

En el bol que vayas a usar para preparar la masa, echa la mantequilla reblandecida y sírvete de una espátula o cuchara de madera para reducirla a crema.  Añade el azúcar glas y remueve hasta incorporarlo perfetamente.

 

Pasa las yemas cocidas a través de un colador para separarlas un poco y añádelas a la masa.

 

Por último, incorpora las harinas mezcladas y cernidas.  Remueve sólo lo suficiente para amalgamar los ingredientes.

Precalienta el horno a tope (250ºC) y prepara la bandeja cubriéndola con papel para hornear.  Forma bolitas de masa del tamaño aproximado de una nuez y haz una especie de agujero en el medio sirviéndote de un dedo por ejemplo (bien limpito, por supuesto).

Mete la bandeja al horno y hornea las pastitias unos 10 minutos, hasta que estén bien cocidas.

Sácalas, deja que se enfríen y termínalas a tu gusto: puedes rellenar los huecos con chocolate, negro, chocolate con leche, chocolate blanco, chocolate de colorines...  O tal vez con glasa real.  O puedes espolvorearlas con azúcar glas.

La verdad es que a mí no me quedaron muy bonitas que digamos, tendré que seguir practicando, pero por fin pude reproducir la textura que recordaba.  Crujientes, arenositas...  Mmmmm.  

Aunque un poco sosas.  Puede que en la siguiente ocasión añada alguna ralladura de cítrico o un poco de anís o cacao, ya se me ocurrirá algo.  ¿Qué se te ocurre a ti? 

Mientras tanto, aquí te dejo un pedacito, por si te apetece con un café, un té o un vaso de leche bien fresquita.

Da miedo ver estas cosas así de cerca, esto es casi porno...