Yo creo que cuando hicimos este bizcocho cebra (zebra cake) por primera vez, en los tiempos en los que podía participar activamente en el foro "Cocinando con el Alma" (foro que recomiendo a todo el mundo) todavía ni tenía este blog.  O sea, que debe hacer ya más de dos años...  ¡Qué tiempos aquellos!  Hace poco volví a ver esta deliciosa y original delicia en "El Rincón de Bea" y me animé a recuperarla.  Pero como soy como soy, no quise hacerlo sin más sin aportar nada, así que me dio por cambiar el tradicional molde redondo por uno alargado, y por dar un tono verde a la parte que debería quedar blanca (ya había probado en morado y amarillo, para el cumple de Joan, pero en un molde redondo, como debe ser).

El resultado ha sido tan bueno como siempre (la masa de este bizcocho es prácticamente infalible) pero en vez de "cebra", el corte parece de "gota" o un tulipán o yo qué sé...  ¿Se os ocurre algo?  A mí me recuerda a algo geológico, magmático, telúrico...  Bueno, que se me pira.

Necesitarás:
un molde de 22 cm de diámetro.
4 huevos grandes
1 taza de azúcar (200 g)
1 taza de leche (240 g)
1 taza de aceite (210 g)
1 cucharadita de extracto vainilla (yo eché azúcar vainillado)
1/8 cucharadita de extracto de almendra (yo no lo eché)
2 tazas de harina (280 g)
1 cucharada de levadura en polvo (polvos de hornear)
1/4 cucharadita de sal
1 cucharadita de té verde en polvo (matcha)  (prescinde de ello si quieres hacer un cebra normal)
2 cucharadas de caco puro en polvo (VALOR) 

Encamisa el molde y precalienta el horno a 180ºC.  En un bol aparte, mezcla bien la harina con la levadura y la sal.

Mezcla los huevos con el azúcar y bátelo todo hasta que esté espeso, espumoso y cremoso.  Cuando levantes las varillas, se formará un cordón grueso de masa.

Mezcla la leche con el aceite y los extractos y añade el conjunto a la masa, batiendo hasta incorporar.

Por último,  agrega la mezcla de harina, levadura y sal, tamizándola sobre la masa.  Remueve hasta que quede bien incorporada.

Divide la masa en dos partes más o menos iguales.  Añade a una de ellas el cacao en polvo y a la otra el té verde (o nada, si haces el cebra normal).

La clave del cebra está en esta masa tan fluida y el procedimiento para rellenar el molde.  No sé a quién se le ocurriría, pero habría que erigirle una estatua en alguna plaza porque queda logradísimo.

Las fotos parece que están hechas con una cámara borracha (borrosas, desenfoncadas...) pero como más vale una imagen que mil palabras, os las voy a poner de todos modos para ilustrar claramente la forma tradicional de componer el dibujo "a lo cebra" de este bizcocho.

Coloca el molde en una superficie firme y bien nivelada y deposita en el centro del molde tres cucharadas de masa de cacao.

 Deja que se "desparramen" y entonces coloca tres cucharadas de la masa clara en el centro del molde (en el centro de la "mancha" de masa de cacao). 

Vete repitiendo la operación alternando las masas hasta agotarlas.  El resultado, visto desde arriba, será algo parecido a una diana.

Lo sé.  El proceso es lento, hay que echarle una buena dosis de paciencia y vas a tardar un ratillo pero el resultado merece la pena así que REPRIME LAS TENTACIONES (que las vas a tener, estoy segura) DE MENEAR EL MOLDE PARA INTENTAR ACELERAR LA TAREA.  No lo hagas.  Deja que la masa se vaya colocando "a su tantarantrán" o correrás el peligro de perder el precioso efecto cebra que buscas conseguir.

Una vez horneado, el efecto "diana" se conserva.

Pero ¿cómo iba yo a quedarme con lo tradicional?  Noooooooooooo.  Tenía que complicarme la vida un poquito.  Elegir dar un tono verde a la masa clara añadiendo un poco de té matcha e intentar cambiar de molde.  Todo para descubrir que si se usa un molde redondo, realmente es por algo.

Bueno, os cuento mi odisea.  Metí cada masa en una bolsa de congelación de las de bocadillo, utilizando el vaso de la minipimer como apoyo.

Cerré la bolsa con un buen nudo e hice lo mismo con la masa de cacao.

Despues practiqué un cortecillo en un pico a cada una de las bolsa y me dediqué a rellenar el molde poniendo primero en el centro del fondo una línea de una masa y en el centro de esa línea, otra línea de la otra masa... Y así hasta terminar con las dos masas.  Y de paso con la mesa, las manos, las bolsas y todo pringado de masa.  Un infierno, vaya.

Intentaré otro método porque este, definitavamente, es un infierno.

Sea como sea, mete el molde al horno unos 40 minutos, hasta que el bizcocho esté hecho.  Sácalo, deja que enfríe 10 minutillos al menos en el molde y vuélcalo en la rejilla para que se enfríe.

Con mi chapucero método, éste es el resultado del corte. ¡¡¡ Ya sé a qué me recuerda !!!  Perece un anuncio de depilación... Jajajajajajaja.  El alojamiento de los folículos pilosos tal cual.  Qué guarrerías se me ocurren, lo sé, pero no me digais que no...

Intenté ponerlo "pás potito", pero no tuve demasiado éxito.  Preparé incluso un par de ganaches, una de té verde y otra de chocolate con leche como acompañamiento.  Pero no estaba yo muy inspirada con las fotos ese día.  Probé mil combinaciones y ninguna me convencía.  Menos mal que el bizcocho en sí mismo esta más que bueno.  Creo que tengo todavía un pedacito por casa, bien envuelto en papel de aluminio para que no se secara... ¿Hace el de té verde?

¿O hace el tradicional?

Sea como sea, no dejes de probarlo, realmente merece la pena y su corte siempre sorprende a todo el que lo ve por primera vez.  ¡¡ Buen provecho !!