Este título tan raro tiene su origen en la receta que me ha servido de base: la famosísima tarta tres chocolates que todo el mundo conoce.  Seguro que todos la habéis hecho y comido mil veces, pero yo la probé por primera vez hace sólo unos meses (la tenían de postre en un restaurante al que fui a comer en una salida de trabajo).  Enseguida se colocó en cabeza en mi lista de pendientes y me puse a hacerla en cuanto tuve oportunidad.  Al ser una receta tan conocida me daba un poco de apuro publicarla sin más, así que me puse a probar las variaciones que se me fueron ocurriendo.  

 

De todas las que puse en práctica, sin duda me quedo con esta versión de limón, ideal para el buen tiempo que ya se nos acerca.  Fresca, cremosa y con el toque especial a canela que le da la base de galletas napolitanas (gracias, María José por recordármelas).

Sólo necesitarás: 
un molde, mejor si es desmontable (yo usé dos moldes chiquitinos, de 10 cm de diámetro, que era lo único de esas características que había por casa, y me sobró crema)
100 g de galletas napolitanas cuétara (a la canela)
35 g de mantequilla
1/2 cucharaditas de canela en polvo

una taza de leche (240 g)
una taza de nata (240 g)
1 sobre de cuajada royal (*)
150 g de chocolate blanco
1/4 cucharadita de esencia de limón (si no tienes, deja infusionar corteza de limón en la nata al principio, antes de echar el chocolate, o bien añade ralladura) 

(*)  La cuajada es un postre típico del norte de España, en concreto del País Vasco.  Royal vende en España estos polvos que te permiten hacer la cuajada de manera rápida y sencilla en casa y que al final se han convertido en un producto muy utilizado en repostería para elaborar tartas de queso y similares, como esta famosa tarta tres chocolates.  Pero me temo que fuera de España resultará difícil de encontrar.  Pido disculpas por adelantado a toda la gente que nos lee desde el extranjero, no sé hasta qué punto podrá sustituirse la cuajada por gelatina, pero creo que el resultado no tendría nada que ver.  Es posible que sea más sustituible por preparados para flan o pudding, lo que no sé es en qué proporciones se deberían utilizar. 

Tritura las galletas junto con la mantequilla y la canela (yo puse todo el conjunto en un bol unos segundos al micro hasta que se fundió un poco la mantequilla, luego lo metí en una bolsa resistente y le pegué la paliza del siglo).

 

Con la mezcla resultante, forra el molde.  Los moldes que yo usé eran acanalados, así que forré también las paredes (tipo tarta de queso).  Pero si tienes uno liso, no hace falta que extiendas la mezcla más que por el fondo.  Presiona bien para que luego no se desmigue la base.  Aunque la tarta se saca a la mesa en el fondo desmontable, es mejor que no se te desintegre cuando la vayas a servir, una vez cortados las porciones. 

Ahora nos podemos poner tranquilamente con la crema. 

Disuelve la cuajada en la leche (puede que sea necesario que "revientes" los grumos de polvos con el dorso de la cuchara contra las paredes del vaso, a veces lleva un poco de esfuerzo que se disuelva bien). 

 

Pon al fuego la nata con la esencia de limón y, cuando esté a punto de hervir, añade el chocolate.  Baja el fuego y sigue removiendo hasta que el chocolate esté perfectamente deshecho.

 

Añade la leche con la cuajada bien disuelta y sube un poco el fuego.  Remueve sin parar (la cuajada puede tender a pegarse al fondo formando grumos) hasta que el conjunto rompa a hervir.  Retira entonces el cazo del fuego pero sin apagarlo, sigue removiendo, pon de nuevo el cazo al fuego hasta que rompa a hervir de nuevo y ahora sí, apaga el fuego y, rápidamente (esta crema cuaja a la velocidad del rayo y enseguida se forma una capa de "nata" en la superficie) vierte la crema en el molde sobre la capa de galleta.

Si puedes, pasa la masa por un tamiz mientras la añades al molde, porque a veces se forman grumos de cuajada que resulta desagradable encontrar mientras comes la tarta.

 

Llena el molde hasta donde puedas, espolvorea un poco de canela en polvo por encima y deja que enfríe del todo antes de meter el conjunto al frigo para que coja consistencia.  

 

Espera al día siguiente para hincarle el diente y me cuentas.   

A mí me encanta lo cremoso y fresco del resultado.  

La que os acabo de poner no es más que una sugerencia de presentación, podéis crear las que se os vayan ocurriendo.

Por ejemplo, si no tenéis molde desmontable, podéis presentar este postre en cuencos, al estilo de las natillas.  Echas un poco de canela en el fondo del recipiente, viertes la crema caliente, pones una galleta digestive (presiónala un poco para que hunda y quede más húmeda luego) y lo sacas al día siguiente ( incluso antes ) para comer en el mismo cuenco.

 

O puedes usar recipientes comestibles, como tulipas de galleta de las que ya venden hechas.  Mercadona ha sacado unas recubiertas de chocolate, ideales para estos menesteres.  Eso sí, en ese caso no las dejes mucho en la nevera porque la galleta se va humedeciendo y queda rebladecida, perdiendo su toque crujiente, que es lo que hace interesante esta posibilidad.

En este caso, la crema no es de limón, sino de café.  Aunque la base es la misma: la parte de chocolate blanco de la tarta de tres chocolates, que usa la misma receta que usado para crema de limón sólo que quitando la esencia y cambiando la leche por café con leche.  Culminando y complementando el café, una capa fina de la crema de chocolate de la susodicha tarta tres chocolates.  El resultado está buenísimo también, pero ¡¡¡ atrevéos a crear vuestras propias variaciones !!!  La tarta tres chocolates es buenísima en sí misma pero creedme, admite un montón de variaciones creativas y seguro que riquísimas también.

¿Gustáis?