Después de dos retos salados (los Lavash Crackers y la pizza que no pude hacer) las Daring Bakers han vuelto al terreno dulce "a lo bestia": pastel de caramelo con glaseado de mantequilla caramelizada, salsa de caramelo y, por si os habíais quedado con ganas de más dulce, podíamos hacer también caramelos en sí mismos. Ea, caramelicémonos todos.

 La receta en la que nos hemos basado es cortesía de Shuna Fish Lydon de eggbeater (http://eggbeater.typepad.com/) tal como se publicó en Bay Area Bites (http://blogs.kqed.org/bayareabites/).   Nuestra anfitriona: Dolores, de culinarycuriosity(http://culinarycuriosity.blogspot.com) con la ayuda de Alex de blondieandbrownie, (http://blondieandbrownie.blogspot.com), Jenny de Foray into Food (http://forayintofood.blogspot.com/). Y para la parte alternativa, contamos de nuevo con Natalie de Gluten-a-Go-Go (http://glutenagogo.blogspot.com/).

La libertad esta vez estaba en las formas (cuadrados, redondos, rectangulares, grandes, pequeños... podíamos hacer nuestros pasteles de cualquier tamaño y proporción) y los añadidos de sabor que podíamos hacer a tanto caramelo.

Herramientas: las de siempre más una armadura para hacer la salsa de caramelo (hay que ver lo que salta...  ) y un caramelómetro si quieres hacer los caramelos ( ¡Me lo pido!  para Reyes, claro... ).

Como el jarabe de caramelo se usa tanto en el glaseado como en el bizcocho, es lo primero que hay que hacer.  Advierto antes de nada que, en previsión de que este reto no es precisamente de los favoritos en mi familia, he hecho sólo la mitad de lo que pedía en todas las recetas y es lo que voy a reflejar aquí.  Doblad las cantidades si queréis hacer las recetas completas.

JARABE  DE CARAMELO.
1 taza de agua
1/4 taza de azúcar
1/2 taza de agua más

Pon la taza de agua con el azúcar en un cazo de acero inoxidable de paredes altas a fuego fuerte.  Al principio tendrás una especie de jarabe transparente que irá burbujeando y perdiendo el aire hasta que, de repente, te encontrarás con algo parecido a sal gorda humedecida.  Ten paciencia, el pelotón de azúcar se irá fundiendo y tendrás un monísimo caramelo a medida que los "piedros" de azúcar se deshagan.

  

Cuando tengas un tono de caramelo a tu gusto y todo el azúcar deshecho coge tu escudo y añade la media taza de agua que queda.  Protégete como buenamente puedas, que salta mucho y quema más todavía.  Ten a mano un recipiente con agua helada por si acaso.  Yo, como soy un poco cobardica, aparté el caramelo del fuego y dejé que perdiera algo de calor antes de añadir el agua.  Aún así saltó la tira.  Me protegí con una enorme tapadera de cristal para no perder ripio de lo que pasaba.  Arrimé de nuevo el cazo al fuego y seguí removiendo hasta tener un caramelo un poco más espesito.

Para ver cuando está lista la salsa, apartas un poco con una cuchara, soplas hasta que te quedes sin fuelle para asegurate de que no te vas a quemar y pruebas a poner un poco del caramelo entre los dedos.  Cuanto lo sientes bien pegajoso, es que está listo.  Apártalo del fuego y resérvalo.  (Engaña, yo creía que el mío no estaba y al enfriarse estaba tanto que no había quien lo moviera).

Ni se te ocurra tocar el caramelo caliente si no quieres quedarte sin huellas dactilares y casi sin dedos.  Por favor, ten muchísimo cuidado.

Una vez listo el jarabe, ya podemos utilizarlo en el glaseado y en el bizcocho.

GLASEADO DE MANTEQUILLA CARAMELIZADA
6 cucharadas de mantequilla sin sal (3oz, unos 85 g)
1/2 libra (unos 225 g) de azúcar glas tamizada
2 o 3 cucharadas de nata líquida
1 cucharadita de extracto de vainilla
1 o 2 cucharadas de jarabe de caramelo
sal de tu gusto a tu gusto.

Pon la mantequilla al fuego hasta que empiece a tomar color.  Pásala por un tamiz muy fino y deja que se enfrie. 

Como no tengo mezcladora, describo el proceso a mano.  Echa la mantequilla en el bol de trabajo y empieza a añadir el azúcar glas tamizado poco a poco.  Cuando veas que casi no admite más, añade nata o caramelo y sigue agregando el azúcar.  Repite el proceso hasta que hayas incorporado todo el azúcar (a mí me sobró un poco) y añade sal a tu gusto.

  

Este glaseado te puede aguantar, bien guardadito en la nevera en un recipiente hermético hasta un mes.  Para usarlo, mételo unos segundillos al microondas y bátelo hasta que tengas una mezcla lisa y homogénea.

Doy fe de que en la nevera se queda un poco tiesa y parece más helado que otra cosa aunque sigue siendo manejable.

 

BIZCOCHO DE CARAMELO 
5 cucharadas de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
1/2 taza más 
2 cucharadas de azúcar 
1/4 cucharadita de sal 
2 cucharadas + 2 cucharaditas de jarabe de caramelo 
1 huevo a temperatura ambiente 
vainilla 
1 taza de harina 
1/4 cucharadita de levadura en polvo 
1/2 taza de leche a temperatura ambiente.

Precalienta el horno a 180ºC y encamisa tu molde.

Pon la mantequilla a punto de pomada, añade el azúcar y la sal y bate hasta que tengas un mezcla esponjosa y homogénea.  Añade poco a poco el caramelo.

Incorpora el huevo y la vainilla poco a poco y cuando esté listo, añade la harina y la leche en el método s-l-s-l-s (secos-líquidos-secos-líquidos-secos).  Este método se utiliza cuando el contenido líquido de la receta es elevado.  Mezcla la harina con la levadura, ése es el componente seco, y ten lista la leche, ése el el ingrediente líquido.  Añade un tercio de secos, incorpora, mitad de líquidos, incorpora, tercio de secos, incorpora, la otra mitad de líquidos, incorpora, y el tercio final de secos.  Como ves, siempre se empieza y se termina por los ingredientes secos.

Pasa la masa al molde, métela al horno y cuécela hasta que al pinchar con un palillo, éste salga limpio de masa.  Deja que el bizcocho se enfríe el todo antes de decorarlo.  Aguanta bien hasta 3 días fuera de la nevera.

Y vistas las recetas, vamos con la experiencia.  Ha sido un poco espeluznante, sobre todo porque creo que el caramelo me quedó demasiado espeso.  A la hora de hacer la crema de mantequilla, no hubo problema pero con el bizcocho... ¡¡¡ qué infierno !!!  Supongo que debería haber calentado un poco antes el caramelo pero no ho hice y al añadirlo a la mantequilla con el azúcar se me formó un pelotón que no había forma de que se integrara con nadie.  Autista total, iba a su bola.  Literalmente se me formó una bola de caramelo dentro de las varillas y no había manera... Ganas me dieron de tirar el potingue por la ventana pero no, seguí moviendo, añadí el huevo y al final parece que más o menos la cosa salió.  No subió casi nada pero queda un bizcocho muy jugoso y esponjoso (y muy oscuro en mi caso porque el caramelo se me pasó un pelín de color, pero queda de un doradito monísimo oiga).

  

Teniámos total libertad en cuando a formas pero ¿qué hacer que fuera original?  Porque seguro que alguien ha hecho cupcakes, seguro que alguien ha hecho bizcochos pequeñitos, grandes, redondos cuadrados... La bombilla se me encendió al probar la crema de mantequilla, con ese color arena tan tostadito y ese sabor empalagoso a más no poder ¡¡¡ qué sed me dio !!! 

No sé si a vosotros os pasa pero a mí sí, con lo dulce me entra sed, cuanto más dulce, más sed y es que esta crema de mantequilla aparte de ser dulce como ella sola (azúcar glas a cascoporro y caramelo...) ¡¡¡ lleva sal !!!  Vamos, que ni que hubiera pasado todo el día en el desierto...

Pues ea, ponéos de perfil y desempolvad la canción de las Bangles, que nos vamos a las pirámides: "walk like an egipcian..."

 

Pozí, horneé la poquita masa de bizcocho que hice en unos moldes de silicona en forma de pirámide que aún no había estrenado.  ¡¡ Qué delicados de sacar !!  Casi me cargo las pirámides antes de haber tenido oportunidad de jugar con ellas.

  

Las cubrí de crema de mantequilla al caramelo pero aún no parecían pirámides...  ¡¡ El caramelo sobrante !!  Con él podría hacer las juntas de las piedras o algo así.  Probé dejándolo caer con un tenedor pero no había forma de controlarlo, si estaba demasiado caliente y el hilo era demasiado grueso, acababa escurriéndose hacia abajo y quedaba así de chapucero.

  

Así que eché el caramelo en el pico de una bolsa de congelación a modo de manga, corté un pedacín microscópico del extremo y con eso ya pude hacer algo más decente,

  

aunque el equilibrio entre caramelo demasiado caliente (se escurre pirámide abajo) y demasiado frío (te revienta la bolsa cuando quieres estrujarla para que salga) es delicado.

  

Un vistazo al interior de la pirámide... (ni rastro del faraón).

 

Me sobraba crema a mansalva, tenía por ahí unas cupcakes de MSC especiado para otra cosa y me apetecía tirar de manga pastelera (soy un poco pato usándola).  ¿Qué hacer?  Probando, probando, salieron esta especie de "rosas del desierto"...

  

Lo que me gusta este MSC de especias.  A ver si os pongo pronto la recetilla y de paso me la recuerdo yo también. 

  

En conclusión.  Aparte del bol de agua fría que debes tener a mano cuando hagas el jarabe de caramelo por si te salta y te quemas, yo tendría una arroba o dos de agua a mano también cuando sirvas este reto, entre lo mega dulce que está todo y la sal que llevan, pueden provocar una sed terrible en tus invitados.  A mí, por lo menos, me vino bien la botella de agua de litro y medio que tuve a mano mientras los hacía y decoraba.  El sabor es curioso y la textura estupenda, pero para mi gusto demasiado dulces, aptos sólo para aquellos que que piensan que no hay nada en el mundo "demasiado empalagoso" (es el caso de mi chico, que se ha zampado un par de pirámides de postre hoy ante mi atónita mirada).

Yo, como no soy muy de cremas, prefería el bizcocho tal cual.  Así pasa, que algunas pirámides fueron víctimas de la "erosión" y no pudieron ser decoradas ni nada.  ¡¿Qué queréis?! Es el clima del desierto, que es muy duro...

  

Se me olvidaba, podéis ver las maravillas que han hecho otras DBrs con esta receta haciendo clic aquí