Esta pedazo de nuez tropical con la corteza tan dura como mi cabeza (¡¡ o más !!) conocida como "coco" tiene sus defensores y sus detractores, que para gustos están los colores (ores ores ores... ¿Este blog tiene eco?).  Hacía la tira de tiempo que no lo usaba y me apetecía recuperarlo, de modo que preparé estos bizcochitos (lo que hacen algunas para finiquitar los botes de claras pasteurizadas del Mercadona).

No tienen absolutamente ningún misterio pues la masa es la de un MSC blanco al que he añadido coco rallado a cascoporro porque el que compré no sabía prácticamente a nada.  Si os da por probar, añadid más o menos cantidad de coco según lo seco que esté y lo fuerte que sepa.  Lo bueno de esta receta es que contamos con un presentador de excepción:

Hola a todos, soy vuesto amigo Coco.  Y hoy vengo a presentaros estos deliciosos bizcochitos de coco, que son mis tocayos.   

Para preparar estos bizcochitos tan ricos necesitas:
50 g de nata para montar (35% MG)
10 g de azúcar vainillada
40 g de azúcar
1 clara de huevo mediano (o bien 30 g de claras pasteurizadas del Mercadona)
50 g de harina leudante (bizcochona o similar)
25 g de harina normal
50 g de coco rallado

Si queréis hacer más, no tenéis más que multiplicar las cantidades de los ingredientes, pero para probar, por si acaso no os gusta el invento, mejor cantidades pequeñinas. 

Monta la nata e incorpora los azúcares.  Agrega la clara, remueve hasta que todo esté bien mezclado y añade las harinas mezcladas y tamizadas.  Incorpora el coco en último lugar.

Te va a quedar una masa bastante espesa, que es lo que queremos porque, como no va a ir limitada por ningún molde, si no fuera así se despanzurraría por la bandeja del horno y tendríamos una enorme torta informe en lugar de los monísimos bizcochitos que buscamos.

Enciende tu horno a unos 160ºC  (o a la temperatura que uses para cocer los MSC, yo he tenido que ir bajando últimamente porque a los teóricos 180ºC de mi horno se me acababan achicharrando).

Pon una hoja de papel de hornear sobre la bandeja que utilices para hacer galletas.  Con la ayuda de dos cucharillas de postre, coge porciones de masa de aproximadamente una cucharadilla y, sirviéndote de la otra, da forma aproximada de bola a la porción de masa, depositándola en la bandeja.

Depende del tamaño de bolitas que hagas, te saldrán entre 12 y 16 bizcochitos.  Deja separación entre ellos, que parece que no, pero crecen bastante.  Si quieres, espolvoréalos con un poco más de coco rallado.

Mete al horno la bandeja y ten los bizcochitos de 10 a 15 minutos (dependerá de la potencia de tu horno).  Aunque sean chiquitines, sirve también la prueba tradicional del palillo.  Cuando estén, los sacas y los pasas a la rejilla para que se enfríen.  Y ya están, listos para llevar y comer donde quieras sin necesidad de cuchillos ni de buscar luego una papelera para tirar los papelillos (como pasa con los muffins) ni nada de nada.  Solo comer y ya está.  Me falta una última vuelta de tuerca...  Pero eso será en otro artículo, por el momento lo dejaremos aquí. 

Eso sí, una vez fríos ten mucho cuidado con lo que haces con ellos.  Que nos cuente, Coco, que nos cuente...

No puedo evitarlo, si el personaje de Coco en sí mismo, tan desgarbado, con los gallos en la voz y totalmente "pallá" me chifla, el héroe revenío y totalmente turuleta de yelmo medieval y capa al viento (roja, por supuesto) es mi debilidad.  ¡¡¡ Gracias, supercoco !!!  Cada vez que me coma uno de éstos recordaré que estás ahí para ayudarnos cuando estamos en peligro y que gracias a tu superheróica presencia, todos podemos dormir más tranquilos (claro, con la barriga llena, ya se puede...)

Edito para incluir el comentario de nuestra compi blogolosa Bentayga.  Cuando saques los bizcochitos del horno, pásalos a una rejilla para que se enfríen pero, en cuanto veas que están a temperatura ambiente, mételos en una bolsita de plástico (de ésas de congelación o de envolver bocatas) y ciérrala bien.  Es lo que yo suelo hacer pero en esta ocasión se me olvidaron los bizcochitos sobre la rejilla toooda la noche en plena corriente  y se quedaron duros como galletas.  Mojadas en el café estaban buenísimas, pero de tiernas... nada.